Muchos son los parajes en la Tierra que llevan como denominación de origen algún derivado de muerte, como el Valle de la Muerte del desierto norteamericano, otro Valle de la Muerte en el continente africano, y el Mar Muerto en el Medio Oriente, aunque seguro que hay muchos más.
El Mar Muerto
En este caso, el Mar Muerto se llama así dado que la ingente cantidad de sal que contienen sus aguas impide la proliferación de vida en las mismas. Sin embargo, este adjetivo tan funesto podría bien modificarse por alguno más apropiado, ya que en este insólito lugar existen minerales con propiedades regenerativas y muy beneficiosas para nosotros, los mortales.
Alojamiento en el Mar Muerto
Amparado bajo el cobijo de varios países, nosotros visitamos la zona de Jordania, en concreto nos alojamos en Mövenpick Dead Sea Resort, un oasis en medio de ese paisaje tan hosco y curioso. Y cuando lo definimos como oasis es porque es eso exactamente lo que es. Nada más llegar ya te quedas impresionado con lo absurdamente gigante que es el complejo y no sólo eso, sino que además parece que estés dentro de un poblado árabe, casas bajas de adobe color ocre, plazas adornadas con una fuente, y estructuras similares a bazares, hasta el suelo es de adoquines.
Tuvimos la gran fortuna de poder disfrutar de una habitación genial, de estilo árabe también, con una terraza con vistas a nuestra piscina privada, ya que el Resort se divide como si de diversos poblados se tratara, y algunos de ellos disponen de una piscina privada. Nos encontrábamos a gusto, cómodos y con unas ganas tremendas de ver cómo era el Mar Muerto, pero antes vamos a llenar nuestros estómagos con el impresionante desayuno buffet que nos espera. Delicias de todos los colores y gustos, variedad y más variedad, estilo occidental y árabe, hasta pudimos prepararnos nuestra marca de origen, pan con tomate.
Tras pasear por la ciudad creada en Mövenpick y llegar hasta el punto más bajo de la tierra (en la superficie) 420 metros por debajo del nivel del mar, nos encontramos ante ese mar carente de vida que llama a la diversión y a la sensación de flotar sin realizar ningún tipo de esfuerzo. Lo primero es lo primero y nos metemos de cabeza en esas aguas extrañas, con mucho cuidado de que ni una gota entre en contacto con nuestros ojos, aunque ésa es una tarea realmente imposible, por lo que entrar en ese mundo irreal lleva aparejado un escozor de ojos, que bien merece la pena.
En Mövenpick podemos disfrutar de un tratamiento de Spa genuino y muy asequible, más bien gratis, ya que en la misma playa se encuentra un recipiente que contiene el barro especial que se genera en esta zona, y que es muy bueno para la piel. Así que sin pensárnoslo nos embadurnamos todo el cuerpo con él, después de más de 9 meses desde que saliéramos de casa y de haber exprimido nuestros cuerpos hasta su límite, nuestra piel nos lo agradece. Dejamos secar el barro y la sensación es un tanto extraña, notas como la piel se te arruga debajo de la capa de fango y cómo queda tirante, esa es la hora de volver a meterse en el mar, para desprenderte de cada gramo de barro, aunque también puedes hacerlo más cómodamente en las numerosas duchas de que el Resort dispone.
Con fuerzas renovadas, una amplia sonrisa en la cara, una agradable temperatura -parece ser que aquí se disfruta de un micro clima muy agradable durante todo el año y una preciosa Infinity Pool ante nosotros que da a las espectaculares vistas, no podemos más que darnos por satisfechos, por disfrutar cada minuto de nuestra vida ahora, de la libertad que sentimos en estos momentos, sabemos que somos muy afortunados y, ahora mismo, nos sentimos completamente felices.
Aventurera y curiosa incansable. Amo la escritura y siempre sueño con el próximo viaje. En mis posts te llevo a mis destinos favoritos para inspirarte y facilitarte tu viaje