Serie RTW: Transporte durante una vuelta al mundo
Tenéis más peligro que Willy Fog con un bono transporte! Esto es lo que nos dijeron hace poco unos amigos -sin que el contexto en el que estábamos tuviera nada que ver con los viajes- y a nosotros, de inmediato, se nos pasó por la cabeza qué medios de trasporte habíamos ido utilizando durante nuestro gran viaje. Estos son algunos de ellos:
Por Aire
Avión: Evidentemente era obligatorio coger aviones para poder desplazarse largas distancias y sobre todo cruzar mares y océanos, que si bien es posible hacerlo por barco, no teníamos el tiempo suficiente para esta praxis, ya nos hubiera gustado. La verdad es que nuestro problema del contínuo movimiento -como ya sabéis- hizo que lo de volar se nos fuera de las manos ya que al final cogimos más de 20 vuelos, pero es que el mundo es tan grande….
Y hemos volado en todo tipo de aviones, con grandes compañías como Emirates (y sus Gin-Tonics gratuitos), compañías Low Cost con sus minúsculos asientos, compañías de las que no habíamos oído hablar jamás, ¿sabíais que hay una que se llama Peach? Y todo esto en un año en el que no parábamos de escuchar noticias sobre accidentes aéreos. Aunque lo mejor es pensar que la estadística dice que es 10 veces más probable chocar con un cometa que tener un accidente aéreo.
Por Tierra
Tren: El transporte de los románticos, o al menos esa es la idea que tenemos algunos viajeros sobre este medio de transporte. Los hemos visto de todos los colores, trayectos cortos, medios, largos, sentados, durmiendo, de pie, en el suelo… y la verdad es que sí que tiene su encanto y hay veces en las que hemos disfrutado mucho del tren, como cuando recorrimos los paisajes de plantaciones de te en Sri Lanka, cuando descubrimos lo curiosos que son chinos en la tercera clase de un tren de este vasto país, o como cuando nos sentimos como Huckleberry Finn y Tom Sawyer completando un trayecto sentados a las escaleras de la puerta descubierta de uno de estos “caballos de hierro”.
Aunque también hay ocasiones en las que esa sensación de romanticismo se pierde un poco… como cuando intentas dormir una noche en los asientos duros, y no reclinables, de un tren chino junto con otras cuatro personas y una mesita -el diminutivo no es porque sí- en el centro, quedando libres apenas unos centímetros entre vuestras caras… nunca nadie dijo que viajar sería fácil.
Moto: Si volviéramos atrás en el tiempo -digamos un par de años- una de las cosas que seguro que haríamos es aprender a llevar una moto, ya que hay lugares como Asia en donde te arrepientes de no saber llevar una de estas. Nosotros lo intentamos en Bali, pero cuando casi le cogemos el tranquillo, una familia balinesa cortándonos el camino involuntariamente, con casi un atropello, y a continuación el mismo día un aguacero, hizo que nos olvidáramos de conducir una moto para el resto del viaje.
Autobuses: Otro clásico de las carreteras. Una de las ventajas de estos es que puedes dormir mientras vas de un sitio a otro. No es la forma más cómoda de descansar, sobre todo en los autobuses de Vietnam que apenas cabes en las “camas”, pero haces trayecto y pago de habitación al mismo tiempo. Además te permite conocer la gastronomía local tanto dentro como fuera del bus. Una de las cosas que nos llevamos de los buses es el día que Fran compartió cama con dos hombres más en la parte de atrás de un bus, algo que no todo el mundo puede explicar.
Mini Buses: Parecido al autobús pero con un máximo de 12 personas -oficialmente, porque oficiosamente podría llegar a ser el doble- y con la mala suerte de que siempre nos tocaba el personaje más raro del grupo a nuestro lado. Auténticos individuos que nos acompañaron durante 5 o 6 horas y que, en ocasiones, no se despegaban de nosotros; o vehículos en los que nuestras piernas -especialmente las de Fran- no tenían apenas espacio y que se dormían a los pocos minutos. Verdaderos transportes que en la mayoría de las ocasiones eran insufribles. Lo peor de todo… que te lo vendían como el vehículo VIP!
Caballos: Sí, aunque fueran excursiones cortas también nos hemos movido en caballo, no solo Willy Fog montó a caballo, aunque en nuestro caso no fue para atravesar el oeste americano.
Bicicleta: A falta de moto, buena es una bicicleta. No es que hayamos hecho cientos de kilómetros en ellas, pero sí es cierto que te da una libertad y autonomía que en pocos medios de transporte más puedes obtener. Nos hemos cruzado con auténticos viajeros en bicicleta profesionales y la verdad es que si estás un poco en forma es una manera ideal de recorrer continentes enteros.
Tuk-tuk: La joya de la corona de Asia. Un medio bueno, bonito y barato, además te ayuda a mejorar tus habilidades de negociación, realmente creemos que algunas veces conseguimos buenos precios de cansinos que somos y no es de extrañar que más de una vez estuvieran negociando con nosotros y al ver pasar a un rubio de color rojizo, los conductores de tuk-tuk nos dejaran de lado y fueran a por ellos. Ay el carácter latino…
Por Mar
Barco: También navegamos varias veces, barcos pequeños, rápidos, balsas, cruceros de lujo, canoas… y no está nada mal teniendo en cuenta que uno de nosotros se suele marear en este tipo de transportes. Nos permitió llegar a lugares a los que de otra manera hubiera sido imposible, pasar una de las noches más espectaculares de nuestro año en Halong Bay, o poder observar maravillas de la naturaleza como la Gran Barrera de Coral.
A Pie
No podemos olvidar el medio de transporte más utilizado, cansado y barato. Un ratito a pie y otro caminando. Aunque cuando le sumas una mochila a la espalda se convierte en un ratito a pie y otro arrastrando.
Seguro que se nos olvida algo, pero es un buen resumen de lo que ha sido este año en lo que a transportes se refiere, lo único que envidiamos de Willy Fog (nos gusta más el león que el original Phileas Fogg) es no haber podido montar en globo, otra vez será.