Cuando alguien habla de Londres, suele centrarse en sus highlights, para unos los emblemáticos, como el Big Ben, el Puente de Londres o la gigantesca noria “The London Eye”, para los más futboleros tal vez estadios vibrantes como el Stamford Bridge o el Emirates Stadium, incluso habrá algunos que nombren la tienda de M&M o los estudios de Harry Potter… Habrá tiempo para hablar de todos estos lugares, de nuestro itinerario y recomendaciones para visitar Londres en 3 días, pero hoy queremos lanzaros un reto: Imagina Londres, para ello vamos a destacar aquellas cosas intangibles que hemos tenido la suerte de vivir, ¿cómo? Simplemente agudizando un poco más el resto de sentidos. Hoy olvídate de la vista e intercámbialo por un sexto sentido, el de la imaginación.
Londres con imaginación
Las siete situaciones que os relataremos a continuación son las que hacen que un humilde viajero se lleve un recuerdo diferente, más allá de la mera fotografía…
Lunch
Esa forma de llamar a la hora de la comida que tienen los ingleses. Nada del otro mundo a no ser que un día -un lunes para ser más concretos- te acerques, por casualidad, a “La City” sobre las 12 del mediodía, caigas cerca de un mercado y te veas tentado de comprar un Fish & Chips Take Away para sentarte en un banco a disfrutarlo. Sigue sin ser nada del otro mundo, ¿verdad? ahora levanta un poco la vista, siéntete rodeado de cientos de personas en traje y corbata que están compartiendo esa misma comida, cada uno con sus pensamientos y ambiciones, pero todos interconectados, sin quererlo, por un plato de comida. Rutinario para la mayoría de los participantes, extraordinario si tienes la imaginación despierta.
¿De qué estarán hablando mientras tímidamente les observas? Tal vez de cómo va a ir la economía mundial en los próximos meses, de una aventurilla de fin de semana, o incluso puede que estén criticando la vestimenta del compañero al que todo le sale bien, o quizás sean viajeros y estén hablando de las próximas vacaciones… Nunca lo sabremos, pero como decíamos antes, para eso hemos sacado a pasear a nuestra amiga la imaginación.
Orquesta
Conjunto de instrumentos que son capaces de crear una melodía. En este caso solo eran dos de los instrumentos clásicos de una orquesta, el violín y el celo. Suficientes.
Paseábamos por una de las orillas del río, en la zona de South Bank, cuando de repente entramos en una especie de túnel que separa dos calles cubiertas por un puente ¿Quién nos iba a decir que entrábamos en un camino de tan sólo 20 metros que se acababa de convertir en un paraíso musical?
Se gastan cientos de miles de euros en conseguir la acústica perfecta en teatros y óperas a las que, además, no todo el mundo puede acceder, ni melómanos sin recursos ni músicos sin mecenas. Ese rincón callejero fue, por un momento, un gran auditorio popular, en el que el único requisito era vibrar con la música que salía de esas manos virtuosas sin nombre. Había un lugar perfecto, en este rincón, un punto en concreto fácil de reconocer porque al dar el paso, el vello del brazo se te erizaba. Ese es el momento en que notas la magia, cierras los ojos, miras hacia arriba y te dejas llevar por las emociones transformadas en melodía.
Naturaleza
Es una obviedad hablar de los numerosos parques que hay en la capital inglesa -8 para ser exactos- pero este escrito no va de eso no, va de la relación que los londinenses tienen con ella, de la manera de disfrutarla.
Haciendo ejercicio, paseando con la familia, remando en algunos de los lagos de los parques, haciendo un picnic sobre el césped, jugando con sus mascotas… aunque esto último podría ser un punto en sí mismo. Nos quedamos con el brillo en la mirada de la gente, las continuas carcajadas, las charlas cercanas. En definitiva, olvidarse por unos instantes de varios centenares de años de evolución y disfrutar de la naturaleza como lo hacían nuestros ancestros antes de que el asfalto se fuera apoderando poco a poco de una parte de la humanidad. Cuántas veces durante estos tres días hemos reflexionado sobre la importancia de saber mimetizar la naturaleza dentro de la ciudad, y la vida que le aporta a sus habitantes, en el carácter, en las relaciones personales, en la salud, en los hábitos…
Demanda
Como todo en la vida, no sólo hay cosas buenas en las experiencias. Destacamos la gran cantidad de turistas, como nosotros, que quieren su trocito de Londres en forma de fotograma.
Como en otras ciudades, parece ser que el turismo se les ha ido de las manos, seguramente no es culpa de la ciudad. Si la dotamos de personalidad por un momento se mantiene allí, impasible, otorguémosle algo de ego, ¿por qué no? Londres lo merece, se sabe atractiva y le gusta que la cortejen. Y es que si lo miras desde una perspectiva generalista, todo el mundo tiene derecho (y en casos como la presumida Londres, el deber) de ser turista; la democratización de los vuelos en formato Low Cost ha conseguido que sea realmente factible encontrar un fin de semana asequible para la mayoría, y poder así visitar megalópolis como esta, si no lo crees mira aquí.
Sí, esta es una crítica a la evolución del turismo que se está empezando a dar, en que la demanda está superando en muchos casos la oferta, pero también es el precio que hay que pagar por la democracia del viajero.
Relación
Observamos una curiosa situación mientras cenábamos en un restaurante vietnamita, sí, sigue siendo Londres, el Londres multicultural que tanto nos gusta.
A nuestra mesa contigua llegó una pareja de ingleses, él con rasgos asiáticos, ella muy British. Pedimos la comida casi al mismo tiempo, aunque nosotros nos adelantamos un par de minutos. Cuando nos trajeron nuestros platos (un par de Woks) ella nos miró y le comentó algo a su pareja. Él llamó al camarero y, muy sigiloso, le señaló nuestra mesa mientras casi pronunciaba su pregunta en silencio. El camarero, sin tanto sigilo, alzó la voz replicando “Beef, beef!” (uno de los ingredientes de nuestro plato), a los 5 minutos la rubia acompañante tenía su wok sobre la mesa. Una pena que tal como hizo con su Pho (su primera elección), casi no lo tocara, porque está delicioso.
Lo divertido fue observar cómo miraba ella, ojiplática, la maña que teníamos con los palillos (y os aseguramos que no es nada del otro mundo), para ella, -tenedor en mano- debería ser toda una proeza. Una vez más utilizamos nuestra imaginación para meternos en sus pensamientos, “¿cómo serán capaces de comer sin cubiertos?” Sin que nadie sienta herida su sensibilidad, hay que pensar que quizás sí que haya gente que vea raro lo que otros vemos normal.
Exaltación
Lo que en un principio es una turistada de tomo y lomo, para nosotros será un recuerdo muy agradable. Nos referimos al andén 9 3/4 de Harry Potter, aunque únicamente lo nombramos para que os situéis, ya que esta atracción es lo de menos. Lo bonito es cómo un joven japonés ponía la expresión de exaltación más grande que recordamos en mucho tiempo a la hora de hacerse la foto de rigor…
Todos sabemos lo melanómanos que son los nipones ¿quién sabe si este viaje a Londres fue en un origen un viaje para sentirse como un héroe?
Sol
Sabemos que quizá haya sido el viaje -meteorológicamente hablando- más afortunado de nuestra vida, y es que pasar tres días en Londres en manga corta en primavera no es demasiado habitual, y lo decimos escribiendo esto en el asiento del avión con la ventanilla albergando algunas gotas de agua… justo a tiempo. Puede que el tiempo que hemos tenido haya sido el desencadenante de las otras seis situaciones, por lo que aunque sea la última, queremos pensar que ha sido la más importante.
Hasta aquí esta pequeña historia de nuestra escapada a Londres sin pensar en la fotografía. Por cierto, para los más conspiranoicos, sí… la primera letra de cada situación forma una de nuestras ciudades favoritas 🙂
Aventurera y curiosa incansable. Amo la escritura y siempre sueño con el próximo viaje. En mis posts te llevo a mis destinos favoritos para inspirarte y facilitarte tu viaje